En el norte de Arabia Saudí, a 330 kilómetros de Medina, se encuentra Al-Ula, un desierto que parece suspendido entre el tiempo y la historia. Con sus formaciones de arenisca rojiza, sus oasis y sus monumentos milenarios, este territorio ha pasado de ser un lugar casi inaccesible a convertirse en uno de los destinos turísticos más fascinantes del Medio Oriente.
Al-Ula es un mosaico de paisajes y culturas. Sus montañas erosionadas por el viento y el agua recuerdan a Petra en Jordania y al Wadi Rum, pero con un carácter propio. Este entorno natural sirvió de hogar a los nabateos, quienes extendieron su imperio desde Petra hasta estas tierras, dejando tras de sí tumbas y necrópolis que hoy constituyen la principal atracción de la región. Hegra, la antigua ciudad nabatea y primer sitio de Arabia Saudí declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, alberga más de 140 fachadas esculpidas en la roca, incluyendo la famosa tumba del Castillo Solitario y el Palacio de las Mujeres, ejemplos de una sociedad en la que las mujeres gestionaban el comercio y la economía familiar.
Además de su riqueza arqueológica, Al-Ula ofrece paisajes naturales únicos. El valle de Ashar, con sus formaciones de arenisca cortadas a cuchillo, y Al-Gharameel, un campo de pináculos rocosos, proporcionan escenarios impresionantes para la fotografía y la exploración. Para los amantes del astroturismo, la región es un paraíso: con cielos despejados y aire limpio, empresas locales organizan visitas nocturnas para contemplar las estrellas en medio del desierto.

El turismo moderno ha llegado de la mano de proyectos innovadores. Maraya Cultural Center, un edificio de cristal que refleja el desierto circundante, y el restaurado Old Town, con sus calles de adobe, restaurantes y teterías, combinan arquitectura contemporánea y tradición, ofreciendo experiencias culturales y gastronómicas únicas. Además, hoteles de lujo como Banyan Tree y Our Habitas permiten disfrutar del desierto con el máximo confort, aunque el Gobierno saudí también ha habilitado visitas guiadas más accesibles para quienes no se alojan en estos complejos.
Al-Ula no solo es un destino para los amantes de la historia o la naturaleza, sino también un ejemplo de cómo Arabia Saudí ha desarrollado en pocos años una industria turística de primer nivel. Desde 2019, con la apertura de visados turísticos, miles de viajeros de todo el mundo pueden descubrir este rincón del desierto, recorrer carreteras bien pavimentadas, alquilar vehículos, contratar excursiones o disfrutar de experiencias únicas como cenas al aire libre frente a monumentos milenarios.
Con su mezcla de patrimonio histórico, paisajes de otro planeta, lujo y experiencias culturales, Al-Ula se ha consolidado como uno de los destinos más fascinantes de Arabia Saudí, invitando a los viajeros a descubrir un desierto lleno de secretos, leyendas y maravillas naturales que parecen sacadas de un sueño.
