Madrid suma un nuevo nombre a su escena gastronómica: Gamberro, la nueva apuesta de Curro y Kike Sánchez del Amo, creadores del exitoso grupo Barbillón Family & Corp., que desembarca en la capital con dos espacios diferenciados y un mismo espíritu: reinterpretar la tradición desde un enfoque descarado y contemporáneo.
El epicentro de este nuevo concepto es Gamberro Taberna Canalla, ubicada en la castiza Plaza de Olavide, 25. Con más de 250 metros cuadrados y una amplia terraza, el local presume de un interiorismo vibrante presidido por una barra central roja, símbolo y corazón del espacio, donde conviven lo castizo y lo urbano en perfecta armonía.
En su carta, las grandes protagonistas son las gambas, servidas en todas sus versiones imaginables: al natural, cocidas, a la plancha, fritas, al ajillo, en gabardina, en salpicón o incluso en su famosa ensaladilla “gamb-erra”. A su lado, clásicos reinventados como las gildas, boquerones en vinagre, tomates con bonito en escabeche o una variada selección de mariscos con ostras Gillardeau nº5, zamburiñas picantonas y mejillones.
La propuesta se completa con platos como el chatka roll (su versión del lobster roll), steak tartar con gilda de anchoa, croqueta de chorizo ibérico con huevo de codorniz, o el saam de langostino en tempura. También brillan apuestas como el brioche de atún con salsa rabiosa, las bravas gamberras, y una selección de huevos fritos con toppings sorprendentes: pulpo al ajillo, chipirones a la andaluza o tartar de atún con trufa.
Otro de sus sellos de identidad es La Molletería, una sección de molletes con rellenos potentes como el tataki de atún con huevo frito y mahonesa de ají amarillo, el solomillo al ajillo con jamón ibérico y trufa, la carrillera guisada con parmesano o el cachopo de presa con cabrales. Para terminar, dos clásicos que nunca fallan: tarta árabe y tarta de queso.
Además, Gamberro amplía su presencia en la capital con un segundo espacio: Gamberro Barra Canalla, en la calle Goya, 82, un local más pequeño y con una carta reducida que mantiene la esencia gamberra del concepto original.
Con estas dos aperturas, Gamberro no solo amplía la oferta gastronómica de Madrid, sino que consolida la hoja de ruta de sus fundadores, apostando por un modelo que combina producto, sabor, diseño y una buena dosis de actitud.
